Dentro de un cuadro #TallerAK

¡Buenas noches!, hoy voy a realizar la actividad del blog de Carla Art Kingdom. Esta consiste en elegir un cuadro y describir todo lo que ves en el, pero como si estuvieras dentro de él. Me encanta este tipo de cosas, introducirse dentro de un cuadro es lo más. Así que no te lo pierdas, te gustará seguro.

Está claro que no es nada sencillo elegir una pintura entre tantas para adentrarte, hay muchas en las que me gustaría entrar, pero ya hay una ganadora.

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No debería haberme metido por aquel camino, pero mi espíritu aventurero o que quizá pensé que me encontraría con unas ruinas, hizo que siguiera por la senda. A dónde iba señor… Cuando me di cuenta estaba dentro de un bosque, ya era otoño y el suelo estaba cubierto de hojas secas marrones. Por fin llegaba la época que me gustaba, llegaba el frío y la lluvia.

Y yo dentro de un bosque el cual jamás había visto, lleno de árboles enormes. Parecía como si ningún ser humano hubiera pisado esa tierra jamás.

Seguí adentrándome en el bosque, a este paso me perdería y encima de todo se haría de noche, y no habría ni cobertura seguramente…

A lo lejos divisé un pequeño río, me recordó al momento al famoso cuadro de las ninfas bañándose seduciendo a Hilas, »Hilas y las ninfas» John William Waterhouse, 1896, como una enciclopedia vinieron a mi cabeza estos datos. Pero era cierto, quizá había alguna bañándose, no lo descarto.

Crucé el río, no pude evitar mojarme, algo me decía que cruzara y yo lo hice. Y así fue, a lo lejos vi lo que parecía una mujer, y conforme más avancé lo confirmé, lo era. La mujer llevaba puesta una fina túnica de color girs azulado, el pelo oscuro recogido. Estaba de rodillas en una roca, descalza, y sobre otra roca había una gran caja de oro. ¡¿De oro?!.

Caí al momento y me dije, Pandora, la primera mujer, hecha por Hefesto debido a una orden de Zeus . Esto es lo que nos cuenta la mitología griega de ella:

Zeus ordenó que Hefesto modelara una imagen con arcilla, con figura de encantadora doncella, semejante en belleza a las inmortales, y le infundiera vida. Pero, mientras que a Afrodita le mandó otorgarle gracia y sensualidad, y a Atenea concederle el dominio de las artes relacionadas con el telar y adornarla, junto a las Gracias y las Horas con diversos atavíos, a Hermes le encargó sembrar en su ánimo mentiras, seducción y un carácter inconstante. Ello, con el fin de configurar un «bello mal», un don tal que los hombres se alegren al recibirlo, aceptando en realidad un sinnúmero de desgracias

No podía hacer nada, estaba ante la famosa pintura de Waterhouse, no iba a cambiar nada, los males saldrían de la caja y el mundo se inundaría de ellos, por más que intentara hacer algo no había nada que hacer.

Esta caja había sido un regalo de bodas hacia Pandora, pero no un regalo cualquiera, en ella había una inscripción que advertía de que no se abriera bajo ningún concepto. Pero Pandora, que había sido creada con una curiosidad especial, acabaría abriéndola.

Al menos conocía la historia y sabía lo que acabaría pasando y, aunque no pudiera hacer nada para evitar lo que iba a suceder, no perdí la esperanza.

– ¡PANDORA!. ¡NO!

La pintura se giró, ella se giró. Me miró mientras dejaba escapar con la caja entreabierta los males que invadirían el mundo. Fueron un par de segundos. De golpe la cerró quedando solo en el fondo de ella Elpis, el espíritu de la esperanza. Lo último que se pierde.

Pandora de Waterhouse, 1896. Prerrafaelismo.