¡Bienvenidxs como siempre a ‘El Blog de Mer’! Como sabéis hace unos días estuve en el Museo del Prado por primera vez (podéis ver el post que hice aquí) y la obra de Antonio Gisbert, de la que os voy a hablar, fue una de las que más me conmovió. Por esto, hoy os traigo el comentario de esta obra tan espectacular. Sigue leyendo si quieres conocerla en profundidad.
Empecemos por la ficha técnica:
Título: Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga
Fecha: 1888
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Dimensión: Alto: 390 cm.; Ancho: 601 cm.

La historia
Este cuadro fue encargado directamente para el museo durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena por el gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta al pintor Antonio Gisbert. Lo normal era que ingresaran en el Prado tras el paso por las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.
El género de la obra está claro, es un cuadro de historia, una obra que nos está narrando un hecho en concreto como fueron estos fusilamientos, los fusilamiento del general Torrijos y sus incondicionales seguidores, protagonistas destacados del régimen constitucional durante el Trienio Liberal, al que pondría fin Fernando VII en 1823.
Torrijos había sido capitán general de Valencia, mariscal de campo, e incluso llegaría a ser nombrado ministro de la Guerra. Los personajes del cuadro habían sido apresados y fusilados en las playas malagueñas el día 11 de diciembre por el delito de alta traición y conspiración contra los sagrados derechos de la soberanía de S.M., tras unos días de infructuosa resistencia, y sin celebrarse previamente juicio alguno. (Fuente: Museo del Prado)
Los personajes
A Torrijos lo identificamos fácilmente en esta obra maestra del siglo XIX español. Vestido con un abrigo marrón, agarra las manos de los dos compañeros que tiene entre él. El de la izquierda (Juan López-Pinto y Berizo) nos mira firmemente y al de la derecha (Francisco Fernández Golfín) le están vendando los ojos preparándole para un final indiscutible.
La fuerza que transmiten los personajes es algo increíble, las miradas parecen pedirnos ayuda, pero a la misma vez aceptan su inevitable final. Algunos ya se han resignado, otros se despiden abrazándose y besándose. Unos miran al suelo, otros hacia el cielo buscando a Dios.
La poética de la obra es de una fuerza brutal que, sin conocer la historia, no hace falta que nadie te la cuente. Solo necesitas mirar el cuadro, plantarte ante este e ir personaje por personaje captando lo que transmite cada uno. Una obra realista en su totalidad
Zonas en el cuadro
La zona de la izquierda parece la más resignada. Saben que es su fin, que no van a poder escapar, por eso el segundo joven a la izquierda tiene la mirada perdida, al igual que su compañero detrás de él. El primero a la izquierda observa a los que se abrazan, con un gesto incluso de impaciencia y ganas de terminar cuanto antes con lo que estaba a punto de suceder.
Sin duda, la zona central, es la que más potencial tiene (al menos para mí). Estos personajes ya ha aceptado su final y se mantienen firmes.
Aquí os enseño el detalle de las manos agarradas. Otra cosa que transmite la fuerza de la composición son los puños apretados, conteniendo la tensión del momento y creando en el espectador inquietud y miedo.
Casi parece que el cuadro está vivo y que este momento está sucediendo ahora mismo, delante de nuestros ojos.
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